Fantasma
Tu figura velada se perdió en el bosque.
La noche era como aquella noche, la luna segaba virutas de cristal celestes.
Las aves pretendían disuadirme con sus graznidos, mientras un lobo acechaba al
costado del camino.
La brisa parecía susurrar desde la copa de
los árboles.
–– Por allí –murmuró un roble.
–– ¡No sigas! ––lloraba el sauce.
Yo me quitaba las ramas de encima. Las
bocas de oscuridad proponían atajos dudosos. Y, casi tropezando, llegué al
claro donde está nuestra casa. Tu carita congestionada asomó por la ventana y
miró hacia mí, pero no me viste. Algo te había llamado la atención. Entonces,
el rugido del lobo y al voltear, los faroles de sus ojos sobre mí.
Al caer desaparecí, y despertaste.
Hija
Una lágrima que recorre el fino rostro de
porcelana modelado a mano y la boca agrietada por la pena, enmarcan su silencio
frente al cadáver de la madre, ahora una muñeca tajada por el sol de la
persiana, por la sangre, y por los años.
La pequeña, arrinconada en la humedad,
sabe que ya nadie le cambiará el vestido de volados con delicadeza, ni le dará
de comer en la boca entonando una canción. Nadie le contará de quermeses y
buenos mozos, de luces multicolores y señoras con miriñaque. Nadie la perfumará
con alcanfor y la llevará a hacer las compras en su cochecito. Ni la volverá a
llamar “hija querida” con voz aguda y dulce.
Así que prefiere quedar sumergida en la
oscuridad del arcón de viaje, entre recuerdos y álbumes descosidos de hace décadas,
a terminar siendo un juguete viejo y roto de alguien más.
Es un orgullo para mí ser publicado en tu blog, Nedda!! abrazo grande, gracias!!
ResponderEliminarPara mí el orgullo es publicar tan buenos autores!!
ResponderEliminarOtro abrazo!